Autodidactas; el juego

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Escrito por Karina Rodríguez S.

Siguiendo con la afirmación de que desescolarizar nos invita a «ser conscientes de que para aprender no se necesita de alguien que ejerza el rol de enseñar» que menciona mi compañera María Eliza Acosta en su último artículo en esta página. Quisiera ampliar este tema del aprendizaje sin alguien que dirija como en se acostumbra en un curso tradicional.

Existen maneras auto-didácticas como la investigación, la observación-experimentación y elaboración de proyectos. Todas éstas son maneras naturales de aproximarnos hacia algo que deseamos aprender más a profundidad. Podemos como padres y madres, reforzar éstas modelándolas primeramente en nuestras vidas como adultos autodidactas.

Para lo cual, es fundamental que recobremos nuestra propia pasión por aprender. Esta pasión innata que se perdió, confundió o apagó debido a la fuerte manipulación que realiza el sistema educativo para enseñarnos aquello que debemos saber. Desestructurarnos primeramente nosotros nos convoca a volver a jugar. A recobrar este entusiasmo que solía llevarnos de niñxs a investigar, observar, experimentar, APRENDER jugando. Jugar e intentar, rompiendo aquellos miedos que nos inculcaron con el sistema de evaluación; recobrando la motivación intrínseca. Aquella fuerza que desde adentro nos movía a jugar sin importar equivocarnos, ni perder o que no sea algo productivo; sino que simplemente nos haga felices.

Quisiera ilustrar con un ejemplo personal, sobre mi proceso con la pintura que siempre fue algo que amé pero desde lejos. En la escuela desde pequeña me hacían pasar a la pizarra para dibujar y lo hacía con tanto entusiasmo y facilidad; hasta que empezaron a calificarme por ello. Mi motivación que era el simple acto de dibujar, empezó a confundirse con la valoración de mis profesoras. Luego los comentarios que me invitaban a la perfección de mi padre me hicieron sentir miedo a «no dar la talla» porque él, mi padre, realmente pintaba y dibujaba increíble. Pasaron un sinnúmero de situaciones, pero en resumen; ahora que tengo 36 años, puedo contar que hace un año empecé a intentar pintar sin miedo a equivocarme, arruinar el lienzo o pared y sin miedo a los juicios o valoraciones externas. Cada vez siento como se va soltando mi mano y empieza a fluir con mi corazón y voy JUGANDO a pintar. Espero que pronto llegue el día en el que pintar sea tan libre y tan auténtico como jugar a pintar es para mis hijos.

Regresando al tema de aprender cuando hay alguien que te enseña; no es lo mismo descubrir, experimentar o crear – JUGANDO. Mi hijo aprende a tomar fotos y a todo lo que puede hacer con la cámara, mientras juega a capturar imágenes y cada vez lo hace mejor y sin guía, sin explicaciones técnicas, ni cursos de fotografía.  Así también, mi hija puede pasar horas experimentando en una «mesita de ciencia» que dispuse con colorantes y otros productos seguros; jugando a hacer ciencia.

Así como es de vital que nos lancemos a jugar, también es necesario que perdamos el miedo a que nuestros hijos jueguen todo lo que necesitan jugar, que intenten aún si desordenan o ensucian o parece que no llegan a ningún objetivo concreto. Al fin y al cabo, el juego libre no tiene un objetivo, a veces incluso parece no tener conexión directa con nada realmente significativo, pero lo es. Es la única manera en la que nuestros hijos e hijas realmente aprenden y nosotros también: CUANDO HAY ENTUSIASMO, CUANDO HAY JUEGO.

Nota: Les comparto este artículo: https://www.self-directed.org/tp/ninos-auto-dirigidos-padres-escolarizados/ y esta secuencia de entrevistas: https://www.youtube.com/watch?v=-Y_lQNJPE6s&t=2537s

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