Por Karina Rodríguez
El término desescolarización, evoca en mí «sacarnos la escuela de adentro» y en realidad todo lo que en este sistema educativo converge. Incluso y sobretodo la idea de competencia, dependencia y dominación que nos enseñan con palabras y acciones. Paradigmas que lamentablemente llevamos dentro y reproducimos a la hora de criar, aprender y acompañar procesos educativos, relacionarnos con los demás en especial nuestros hijos y nuestras parejas y hasta en las maneras en cómo nos valoramos a nosotras mismas como madres.
Sé muy bien que nuestra sociedad latinoamericana está llena de excelente ejemplos de patriarcalismo y machismo y he observado claramente cómo éstos males son perpetuados no solo por hombres, sino incluso por las mismas mujeres. Aceptando el rol que ha sido impuesto por tradición o porque no hemos llegado a sanar y empoderarnos de una verdadera feminidad.
Cuando pensamos en educar sin escuela, debemos re-pensarnos como familia, los roles que hemos asumido como padres y madres. Nos han enseñado que son los hombres los proveedores y las mujeres quienes cuidan de los hijos y la casa. ¿Verdaderamente tiene que seguir siendo así? ¿Podremos encontrar maneras de compartir estas responsabilidades? ¿Somos capaces de abrazar la paternidad o maternidad sin dejar de ser personas que crecen, evolucionan y florecen?
Mientras más conversaciones sostengo con distintas madres de distintas realidades familiares, más convencida estoy de que DEBEMOS re-construir una maternidad y paternidad que no siga reproduciendo estos modelos que tanto daño han hecho a nuestras sociedades y que tanta desigualdad siguen trayendo a nuestras familias.
Sería ilógico e injusto querer construir opciones educativas distintas para nuestros hijos sin re-pensar esta fundamental área del SER. Nuestras hijas e hijos merecen versiones equilibradas, armoniosas y justas de ser mujer y ser hombre. Merecen ver en el día a día el desempeño equitativo de tareas, de responsabilidades y compromisos de la vida (familiar, educativa, económica, etc). Merecen sobretodo padres y madres sanos que se relacionan en armonía.
Nota: les comparto un libro muy recomendado:
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